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viernes, 26 de junio de 2020

EL MOTIVO DE MI ALABANZA


VIERNES DE AGRADECIMIENTO

Él es el motivo de tu alabanza; Él es tu Dios el que hizo en tu favor las grandes y maravillosas hazañas que tu mismo presenciaste. Deut 10;21 NVI

     Una buena relación en cualquier ámbito necesita de un estrecho contacto, de lo contrario esta relación se va perdiendo con el paso del tiempo; es lo mismo que pasa en nuestra relación con nuestro Dios y creador, si dejamos de alimentar, fomentar y buscar esta relación terminaremos alejándonos de Él y en el día menos pensado todas las noticias de nuestro Dios serán cosa del pasado, por este motivo nuestra vida diaria tiene que estar llena de la presencia de Dios.

    Aunque todas las cosas y eventos a nuestro alrededor están llenas del poder y la presencia de Dios no todos los seres que las recibimos lo percibimos de la misma manera, porque el reconocimiento a Dios y sus obras no están en el creador sino en lo creado en los pensamientos y sentimientos de las personas,  aunque los hombres no reconozcan la presencia de Dios en todas las cosas y eventos de la vida esto no cambia en nada lo que Dios ya ha hecho y establecido por el ser humano, lo que si cambia al reconocer a Dios es la persona y la vida de la persona misma, en otras palabras; la vida en general y Dios no cambian si no les das el reconocimiento, pero tu si cambias y cambia tu vida si lo haces.

   Él es el motivo de tu alabanza; bendecida es la vida de aquel que reconoce y espera en Dios, en los momentos de felicidad sabe disfrutar el regalo de Dios, y en los tiempos de angustia sabe esperar a la provisión de Dios, en una circunstancia o en otra Dios es siempre es el motivo de su alabanza.

  Él es tu Dios el que hizo en tu favor las grandes y maravillosas hazañas que tu mismo presenciaste, no otros recibieron la bendición de Dios; tu mismo, en tu percepción, en tu ayuda, en tu angustia recibiste el bien de Dios, en su momento lo reconociste y lo agradeciste, llenó tu vida de esperanza y de bendición, pero la falta del cultivo de la relación con Él te puede llevar a alejarte de su presencia.

  Para vivir siempre en una relación ferviente con nuestro Dios debemos siempre darle las gracias por todo cuanto pasa a nuestro alrededor, para  mantener vivo el reconocimiento y la confianza de que Él tiene el control de nuestras vidas y la vida de toda la humanidad.


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