VIERNES DE AGRADECIMIENTO
Él es el motivo de tu alabanza; Él es tu Dios el que
hizo en tu favor las grandes y maravillosas hazañas que tu mismo presenciaste.
Deut 10;21 NVI
Una buena relación en cualquier ámbito necesita
de un estrecho contacto, de lo contrario esta relación se va perdiendo con el
paso del tiempo; es lo mismo que pasa en nuestra relación con nuestro Dios y
creador, si dejamos de alimentar, fomentar y buscar esta relación terminaremos alejándonos
de Él y en el día menos pensado todas las noticias de nuestro Dios serán cosa
del pasado, por este motivo nuestra vida diaria tiene que estar llena de la presencia
de Dios.
Aunque todas las cosas y eventos a nuestro
alrededor están llenas del poder y la presencia de Dios no todos los seres que
las recibimos lo percibimos de la misma manera, porque el reconocimiento a Dios
y sus obras no están en el creador sino en lo creado en los pensamientos y
sentimientos de las personas, aunque los
hombres no reconozcan la presencia de Dios en todas las cosas y eventos de la
vida esto no cambia en nada lo que Dios ya ha hecho y establecido por el ser
humano, lo que si cambia al reconocer a Dios es la persona y la vida de la
persona misma, en otras palabras; la vida en general y Dios no cambian si no
les das el reconocimiento, pero tu si cambias y cambia tu vida si lo haces.
Él es el motivo de tu alabanza;
bendecida es la vida de aquel que reconoce y espera en Dios, en los momentos de
felicidad sabe disfrutar el regalo de Dios, y en los tiempos de angustia sabe
esperar a la provisión de Dios, en una circunstancia o en otra Dios es siempre es
el motivo de su alabanza.
Él es tu Dios el que hizo en tu favor las grandes y maravillosas
hazañas que tu mismo presenciaste, no otros recibieron la bendición de
Dios; tu mismo, en tu percepción, en tu ayuda, en tu angustia recibiste el bien
de Dios, en su momento lo reconociste y lo agradeciste, llenó tu vida de
esperanza y de bendición, pero la falta del cultivo de la relación con Él te
puede llevar a alejarte de su presencia.
Para vivir siempre en
una relación ferviente con nuestro Dios debemos siempre darle las gracias por
todo cuanto pasa a nuestro alrededor, para mantener vivo el reconocimiento y la confianza
de que Él tiene el control de nuestras vidas y la vida de toda la humanidad.
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