SÁBADO DE BENDICIÓN
Y, si el espíritu de aquel que levantó a Jesús de
entre los muertos vive en ustedes, el mismo que levantó a Cristo de entre los
muertos también dará vida a sus cuerpos mortales por medio de su espíritu, que
vive en ustedes. Rom 8:11 NVI
Tenemos dos formas de vida después que hemos conocido y aceptado a
nuestro señor Jesucristo en nuestra vida; la primera forma de vida es similar a
la que ya tenemos, no dejando que existan cambios en nuestras formas de pensar y
de actuar; la segunda forma de vida es siendo guiados por el espíritu de Dios.
A la primera forma de vida el apóstol Pablo le llama vivir conforme a “la
naturaleza pecaminosa”, esta “naturaleza pecaminosa” se encuentra bajo la ley
del pecado y de la muerte, pero esta “naturaleza pecaminosa” no solo tiente
poder para darnos muerte, sino también tiene el poder para anular la ley; la
misma ley de Dios, en otras palabras si vivimos bajo la ley del pecado y de la muerte
que es la forma en que vivimos todo el tiempo, entonces nuestra “naturaleza
pecaminosa” se enseñorea de nosotros y no hay medio ni ley que pueda
derrotarla.
La segunda forma de vida es vivir conforme al espíritu de Dios, como nosotros
no podemos y no hay forma de vencer la ley del pecado y de la muerte por
nuestra propia naturaleza, entonces Dios envía a su propio hijo en condición semejante
a nuestra condición de pecadores, para que se ofreciera en sacrificio por el
pecado, así condenó Dios al pecado en la naturaleza humana, para que nosotros
ya no vivamos mas según nuestra naturaleza pecaminosa sino según el Espíritu.
¿Cómo vivir una vida en el espíritu?,
esto es muy importante, porque nosotros podemos elegir de cual forma vivir; si
en la forma común o vivir conforme al Espíritu de vida, dice el apóstol Pablo
que todo radica en los pensamientos del hombre, si nosotros pensamos en las
cosas de la naturaleza pecaminosa entonces así vamos a vivir, pero si nosotros
fijamos nuestros pensamientos en las cosas del Espíritu entonces vamos a vivir
bajo la dirección del Espíritu de Dios.
Con nuestros pensamientos y esos pensamientos llevados a la acción vamos
a rechazar las fuerzas de la ley del pecado y de la muerte y vamos a dar lugar
en nuestra vida al Espíritu de vida, por este motivo la antigua ley ya no se
enseñorea de nosotros sino más bien el Espíritu de Dios nos hace más que
vencedores.
Si nosotros buscamos continuamente la presencia de Dios y dejamos fluir
el Espíritu que Él ha puesto en nosotros entonces ya no vivimos bajo la ley
sino bajo el poder y dirección de Dios y ese poder que; primero nos hace mas
que vencedores y después este mismo poder que levantó a Jesús de entre los
muertes, nos da vida aun en nuestros cuerpos mortales, por lo cual dice el
apóstol Pablo; por lo tanto, ya no hay ninguna condenación para los que están
unidos a Cristo Jesús, pues por medio de Él la ley del Espíritu de vida me ha
librado de la ley del pecado y de la muerte. Rom 8:1-2 NVI.
No hay comentarios.:
Publicar un comentario