VIERNES DE AGRADECIMIENTO
Hablar de la
gloria del reino de Dios y hablar del poder de Dios es lo más natural para un hijo de Dios
que vive observando y disfrutando todas las bendiciones que Dios da por medio
de sus obras, todas las cosas que hace día a día por su creación.
Para una persona agradecida con el creador,
no hay nada que le parezca malo de todas las cosas que le rodean, sólo esta
esperando cada motivo para reconocer el cuidado y bendición de Dios.
En el curso natural de todas las cosas se
puede ver la grandeza y perfección de Dios; lo que para las personas normales
es algo cotidiano como ver salir el sol, ver caer la lluvia, ver florecer los
campos, oír el canto de las aves; para una persona que vive dentro del reino de
Dios todas estas cosas son manifestaciones especiales que anuncian la gloria
del creador.
Los cielos cuentan la gloria de Dios,
el firmamento proclama la obra de sus manos.
2 Un día transmite al otro la noticia,
una noche a la otra comparte su saber. salmo 19:1-2 NVI.
el firmamento proclama la obra de sus manos.
2 Un día transmite al otro la noticia,
una noche a la otra comparte su saber. salmo 19:1-2 NVI.
Todo lo que ocurre en la vida propia de cada
persona que cree en Dios, es motivo de bendición y alabanza hacia el creador,
sólo cuando se vive una relación estrecha con el creador se puede disfrutar y
apreciar la bendición de pertenecer a este reino glorioso y lleno de poder.
Esta forma de vida y de creerlo todo va
llenando las vidas de las personas de pensamientos y actos positivos que llenan
sus vidas de sueños y de fe; en cambio no sentir ni practicar el agradecimiento
y el reconocimiento a Dios, va llenando las vidas de las personas de amargura,
incredulidad y apatía que termina por causarles daño con el correr del tiempo.
Al momento mismo de hablar con Dios en oración
nuestro señor Jesucristo nos enseñó, que antes de hacer un reclamo o una petición
a Dios, primero debemos reconocer su poder y señorío sobre todas las cosas, después
agradecer al creador por todo cuanto da a la creación; después de este
reconocimiento y después de un agradecimiento preparamos nuestros corazones y
emociones para hacer peticiones a Dios.
El salmista David podía hablar libremente
con Dios por que siempre vivía con un corazón lleno de agradecimiento, que es
forma de vida en el reino de Dios y frente a Dios nos permita comunicarnos y
tener una relación estrecha con Él y bendecida por Él
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