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sábado, 6 de junio de 2020

SOMOS LO QUE HACEMOS

SÁBADO DE BENDICIÓN

"Somos aquello que repetidamente hacemos “, decía Aristóteles.

 

   con esta frase vamos a iniciar la reflexión de hoy, sin duda, todos de una u otra manera nos quejamos de las circunstancias de la vida que nos toca enfrentar en el día a día.

 Una anécdota del hogar; uno de mis hijos se acerca a la nevera con mucha sed buscando un poco de agua fresca, aunque el sabe perfectamente que en la nevera no hay agua fresca porque no tenemos la costumbre de poner agua a refrescarse con antelación, de cualquier forma él busca el agua pensando y con la esperanza que si él no puso el agua posiblemente alguien más la podría haber puesto, el resultado es el que él ya esperaba; no hay agua en la nevera, no le queda otra alternativa que tomar el agua a temperatura ambiente, pero con el deseo de poder contar en ese momento con agua fresca, él solo busca suplir su necesidad en ese mismo instante y no toma en cuanta que puede prevenir otra situación similar para unas horas después o posiblemente si toma en cuenta que él es el proveedor de sus futuras situaciones, pero como la necesidad es inmediata, no le da importancia a la provisión futura.

 

    Este ejemplo es muy sencillo pero muy ilustrativo de lo que pasa con nuestra vida, no somos provisores de nuestra propia vida, vivimos el momento; sufrimos y reímos; nos Lamentamos y lloramos; disfrutamos y gozamos, pero no proveemos para tiempos futuros.

 

   Somos aquello que repetidamente hacemos, si sabemos que nuestro carácter es moldeable por nosotros entonces tendríamos que hacer todo aquello que  nutra nuestra forma de ser, debemos buscar todo aquello que transforme nuestros pensamientos y sentimientos, de tal forma que nos haga fuertes y nos llene de satisfacción en todo tiempo.

 

 Nos dice el apóstol Pablo: antes ofrecían ustedes los miembros de su cuerpo para servir a la impureza, que lleva más y más a la maldad; ofrézcanlos ahora para servir a la justicia que lleva a la santidad. Rom. 6:19, si todo lo que hacíamos antes; los hábitos, los pensamientos y las acciones, nos llevaron al sufrimiento y al arrepentimiento, entonces todas esas costumbres que teníamos eran malas y llevaban nuestra vida al desorden y al quebrantamiento.

 

   Todo lo que escuchamos, lo que vemos, lo que leemos y lo que pensamos van forjando nuestro carácter y nuestra fortaleza o nuestra debilidad, si solamente llenamos nuestra vida de cosas banales y pasajeras en el momento de la necesidad no tendremos nada de sustento de donde tomar fuerzas para enfrentar los problemas y los tiempos de angustia.

 

   El consejo del apóstol Pablo es: “ofrezcan su cuerpo para servir a la justicia que lleva a la santidad”, este consejo es para que llenemos nuestra vida con la palabra y las promesas de Dios, que tomemos la fortaleza que solo una vida llena de justicia y de santidad puede darnos; así en tiempos de incertidumbre todo nuestro ser estará lleno de fe y las circunstancias de la vida no podrán arrastrarnos y sacudirnos, sino por el contrario podremos resistir y transformar la situación.


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